El tiempo es uno de nuestros bienes más preciados. Un recurso no
renovable que no se puede guardar ni acumular y que tampoco se puede
fabricar. Es, de todos los medios disponibles, el que está repartido más
democráticamente, pues ricos y pobres tienen las mismas horas cada día.
Sin embargo, nuestras sociedades productivistas lo han convertido en un
bien mal utilizado, una veces por causa de las largas jornadas de
trabajo y otras a consecuencia de los numerosos distractores que nos
llenan la vida de un ocio muy poco creativo.
En nuestra opinión, vivimos sin pensar en como estamos viviendo, que es lo que estamos haciendo con esto que llamamos vida, y estamos confundidos, por que el tiempo es imposible de recuperar y es muy facil arrepentirte de aquellas cosas que no has hecho cuando tenías que hacerlo y es algo imposible de recuperar por lo que eso siempre lo llevarás contigo, pensamos que nos queda mucha vida por vivir, pero de aquí a muy poco tiempo, seremos adultos, y un poco tiempo despues séremos ancianos por lo que tenemos que aprovechar cada momento que nos da la vida.
Estamos perdiendo el alma, que se mueve despacio, con una enfermedad llamada estrés y de un cambio en las prioridades de nuestra
vida: dedicamos más tiempo a ver cómo usar nuestro dinero (un recurso
renovable) que a organizar el uso de nuestro tiempo (un recurso
no renovable).
En el único momento que valoramos nuestra vida y el tiempo que tenemos, es cuando nos ocurre algo realmente malo que nos hace pensar que estamos haciendo con nuestra vida, como un accidente, una enfermedad, pero cuando todo eso pasa, volvemos a ser las mismas personas de siempre, sin pensar en el tiempo que nos queda.
Tenemos
que empezar a preocuparnos por lo que de verdad importa, y lo que es
importante para nosotros, nuestro tiempo, el tiempo que nunca vamos a
recuperar, y del que nos arrepentiremos si no lo usamos como es debido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario